1º
Cuando se tiene una mirada periférica circular y
universal, se pueden ver todas las cosas y todos los rostros en solo un objeto
o una persona.
Parece fantasioso pero es absolutamente objetivo,
porque todas las cosas están ligadas entre si y todos los hombres alimentan
similares pasiones y los mueven el mismo puñado de intereses. Claro, cada uno
es diferente, como son diferentes dos gotas de agua y como son diferentes el
bien y el mal, pero no es tan descabellado pensar que son casi iguales, vistas
desde un determinado punto.
Resulta interesante como al ver un número se
aparecen las imágenes de la historia antigua, fenicios, griegos, romanos,
catedrales góticas, ferrocarriles, el reloj de Hiroshima, la temperatura en la
pantalla del tv, una nave espacial, el fatídico XXI espera por nosotros. Al
unísono se descubre la mano que lo sostiene, la mente que lo piensa, la
angustia que produce asociación tras asociación.
Si esto es capaz de despertar un número, que
decir de un grano de arroz, se podría llenar una enciclopedia con todas las
imágenes que puede disparar ese capullo de hambre blanca.
2º
Abrí los ojos,
debe iluminar el sol por la ventana, aquí está calentito, un rato más, es una
rueda de hierro, con cien brazos, crujiendo sobre el riel, los pistones
chirrían bajo la presión de la caldera, abrí uno siquiera, te esperan abajo, el
pibe está subiendo las escaleras, ya llega, más presión, el vapor silba como
Sandoval en su gloria, tiembla la gigantesca rueda y parece que quisiera
comenzar a rodar, me está acariciando el pelo, que bueno que es, pará, pará no
me cachetees, ya voy ya voy, dejame un ratito más, si haceme un té que ya bajo,
dónde está el fuego, es una rueda de hierro no un ventilador, el sol, si, rueda
gira, alumbra, ¡carajo! ya me desperté.
3º
Un reportaje
fotográfico de un lugar, en mi próximo viaje o escapada le dedicaré un
capítulo, un rollo, a un reportaje de algún lugar.
Encuadre de situación, con un texto que nombre el
lugar. Incluir personas en todas las tomas. El primer cuadro a quien te recibe,
otro para la situación cotidiana del que te espera, la principal actividad, el
intercambio, la preparación, el objeto nuevo y el abandonado, lo brillante y lo
oscuro, lo que se muestra y lo que se esconde, lo que seduce y lo que hace
sospechar, lo auténtico y lo inducido, la vela y el neón, en alguna me
incluiré, en otra encontrare una mirada que me mira, condensar en esas fotos
una atmosfera, una vivencia, retratar una realidad y un suspiro, sin duda serán
mis mejores fotos.
4º
Un churro
apretado dentro del puño, que estalla sobre el rostro del diariero, el dulce de
leche que vuela como una eyaculación por el aire, la llovizna marrón que mancha
la ropa de los mirones, y el diariero que arroja el manojo de suplementos
dominicales, las letras que se desprenden del papel y vuelan formando un
torbellino, inmiscuyéndose en todos los rincones, en catarata desbocada,
llenando los bolsillos de los transeúntes, hinchando corpiños, desalojando a
las pulgas de los melenudos lomos de los perros. Letras y más letras,
vociferando el aire, inhalándose y estornudadas en sonoros resoplidos, dulce de
leche en raudales, pandemónium resbaladizo y pegajoso, que se mezclan en
bodoque letrado y dulzón.
Peter Simons, old star
del soul y del country, desayunaba en su jardín leyendo distraídamente los
diarios del día y la Bilboard.
Su mujer, la top model
Masschia Rodello, atravesó con largas brazadas los treinta metros de la piscina,
sacudiendo su pelo al salir cerca de él. Con un gesto aprendido en los sets, se
sentó a su lado mojando algunas páginas.
- Tené más cuidado, dijo él con una molestia
resignada.
Ella pareció no oírlo y apagó de una palmada el
reproductor de cd's en el que jugaba su suerte Arco Iris. Apoyó su índice sobre
la tapa del Daily Mirror.
- ¿Leíste, dijo con su voz filosa, que todos
nuestros vecinos están enamorados de la Patagonia? Sam y Doly se han hecho un
rancho, Dorothy compró un casco y piensa mudarse permanente y ahora leí que el
insoportable de Murdock levantará allá otro horrible palacete, idéntico al que
tiene aquí,
como si con uno no alcanzara para revolverle las
tripas a una. ¿Me podes decir, que mierda le encuentran a ese lugar?
- Naturaleza, bellos paisajes, está fuera de
posibles ataques nucleares. Enumeró él, mirando dentro de su taza de café, y
agregó,
- Además no hay negros ni moscas.
- Suena interesante. Respondió ella. Pensó un
instante como decidiendo y por fin chasqueó los dedos y exclamó definitiva,
- Pues entonces vamos a ver de qué se trata.
Peter Simons, entró a sus oficinas saludando
sonriente a las empleadas y gerentes, se sentó en el silloncito de su
secretaria personal y le dijo por encima de los decibeles de erkes tecnos,
- Valentina, quisiéramos tomarnos unos días.
¿Podrías revisar los compromisos y ver cómo andamos?
La ciudad, desde los altos ventanales, se veía
como un hormiguero recién pateado. Si no fuera por haberla visto cambiar tan de
prisa en los últimos años no la reconocería, pensó él. En realidad ya no me
siento de aquí, no quedan más que algunos pocos recuerdos, algunos vagos que
fueron misamigos, un par de lugares de encuentro
conmigo mismo, casi nada. Encima me han puesto ese estúpido edificio enfrente
con forma de Pato Donald, sin duda que me hará bien salir de aquí.
Al rato volvió Valentina y le dio su informe.
- En la próxima semana mucha actividad basura.
Varias citas con personajes de antesala, invitaciones a conciertos de amigos, a
eventos deportivos, beneficencia, etc. Una grabación en nuestros estudios con
músicos senegaleses pero no corremos con gastos, se puede posponer. Lo único
relativo es una participación en el programa de MTV, hay contrato firmado.
- ¿Especifica que debe ser en los estudios?
- No, creo que no.
- Bueno, no hay problema, la entrevista la doy en
Argentina, diles que será más pintoresca.
- ¡Muy bien! Pues entonces, nada más. Hizo una
pausa y agregó,
-Tu mujer, ya sabes…, si quieres le invento
alguna cosa.
- No hace falta, ella ya está
empacando. Haz reservas y a la prensa: un día después.
6º
Ella
miraba los folletos turísticos extraviada entre palmeras, lujosos hoteles,
tiendas de artesanías repletas de colores y formas zoomórficas labradas en
corales, carey, cerámicas, cocos y maderas blandas, cestería en juncos,
collares de caracoles, cuencas de azul, rojo, verde y amarillo, plata y oro
enjaezando piedras aguamarinas, esmeraldas y ágatas en pulseras, brazaletes y
colgantes. Las imágenes la transportaban a esas mesas servidas por un chef de
gorro y delantal blanco. Dudaba en que elegiría de esas bandejas rebosantes de
frutas, pescados, salsas, verduras brillantes, aromáticas, tiernas, tentadoras.
- Sería hermoso estar
allí, rodeada de lujo y naturaleza, servida como reina. ¿Qué te parece?
- No sería mejor llegar a
conocer la realidad de ese lugar? La vivencia de la gente que hace humano ese
paisaje. El taller donde se cuece el barro, la cantera que se excava en busca
de la piedra, el remolino de redes donde se extravían los peces, el buey
cargado de mangos llegando al mercado a encontrarse con otros que aportan las
frutas y verduras que ese hombre de blanco, educado en una escuela de barrio,
buen músico y bailarín, acondiciona en la bandeja todos los días desde las seis
de la mañana cuando, después de atravesar la ciudad en bicicleta, llega puntual
a ese hotel en que tenés tu habitación con vista al mar, el mismo mar donde la
noche anterior miles de velas encendidas fueron al encuentro del amor y de la
vida.
7º
Una
nube ultravioleta rasgó el espacio como un abanico flamenco en el tablado
universal. Lo vegetal pudo sostener su viento. Las raíces se aferraron a las
piedras. Silencio de voces, rumor de nutrientes y quiebres. La masa gaseosa y
el agua en todas sus formas confluyeron en la nueva era verde. Con el tiempo
las enredaderas cubrieron los edificios, las raíces tomaban una grieta y
progresando en el esfuerzo terminaban desmoronando los rascacielos. Los hongos
fueron más fuertes que el hierro y se alimentaron del óxido de los automóviles.
Ya sepultados los vidrios retornaron a la arena y pasando siglos terminaron por
ser petróleo igual que las pilas alcalinas y los discos rígidos de las
computadoras.
Un
mar vegetal lo cubría todo, árboles enormes desconocidos hasta entonces se
elevaban a más de 300 metros, musgos espesos cubrían las piedras con una
corteza más dura que ellas, sobre los desiertos una resina clorofílica sepultó
la arena, los mares se cubrieron de verdín.
Todo
el planeta, desprovisto de hielos, estuvo cubierto por las millones de
formas que adoptaron las nuevas dueñas del planeta. Hasta que su desarrollo fue
crítico, hasta que la tierra y el agua no encontraron espacio para su propia
supervivencia. Fue entonces, que un pequeño microorganismo comenzó a
multiplicarse, y su metabolismo recibió como alimento la primera espora.
Sólo fue cuestión de unos pocos
siglos para que los mares dejaran ver nuevamente su superficie y un ojo
inteligente, con un brillo famélico, escudriñara la tierra firme.
8º
Juntá
con una palita un montoncito de arena, más o menos lo que haces de caca
todos los días, ponelo adentro del balde, ahora hacé siete veces lo mismo, ves
que el balde está lleno?, bueno es lo que haces de caca todas las semanas,
ahora vaciá el balde y volvelo a cargar cuatro veces, haciendo una montañita,
ves, eso es lo que haces de caca en un mes. Vení vamos a pedirle a los chicos
que nos ayuden, cada uno junta cuatro baldes y vamos a hacer una gran montaña,
juntando cuarenta y ocho baldes, tenemos la caca de un año. Que bárbaro es un
montón, y sí, en 4 años llenamos un camión volcador, de esos que se levantan y
dejan caer toda la arena en las obras en construcción. Una vida,
bien comida, son algo así como 80 camiones de arena, una montaña de mierda como
una casa de dos o tres pisos. Ahora, viste que cuando nos morimos nos volvemos
polvito, o cuando creman el cadáver y a los familiares le entregan una urna con
las cenizas, bueno, es un montoncito que cabe en las dos manos juntitas. Juntá
con las manos un puñadito de arena y ponelo al lado de la montaña.
Ahora pensá...
9º
Preparó el mate, una calabaza de boca ancha, curada con brasas y caña, donde
gustaba cebar los dulces de la mañana. Boca abajo, marcando un ritmo de
maracas, dejo los palos en la base y de un corcovo lo volvió a su posición
listo a recibir la bombilla de lado; con el cucurucho de papel cargó la medida
justa de azúcar y escuchó a la pava que avisaba estar llegando a su punto.
Suavemente, despacito, dejando correr el agua humeante a lo largo del
metal, formó la primera espuma, olorosa a campo tempranero, como los de
Azul, cuando pasó tres meses alambrando un campo de los Valiente, políticos de
la ciudad, que se llenaban la boca de discursos y a los peones nunca les
dirigieron la palabra, mirando con desprecio las pobres pilchas y los pelos
crenchos. Recordó su mirada. La pava quedó sobre el brasero, con su gorra avivó
los carbones que se iluminaron intermitentes, como sus ojos que se habían
cortado con la resolana. Llegaron montados en sillas de cuero y platería,
de saco y botas, caballos sudados y frenos de espuma. Ya casi está terminado,
dijo, estos, al paso que van, en dos semanas lo tienen. Estos, eran él y
el gringo Macías. Se dejaron en un cruce de rutas y a veces recuerda sus
dichos: todas las cosas huelen bien o mal, todo tiene su olor, el hueso, la
nube, la luna, el metal, yo por el olor sé dónde estoy y con quién. Había dado
un paso al frente, por decir algo, por ver de cerca, pero ellos voltearon los
caballos prevenidos y tuvo que hacerse a un lado, fue entonces que lo miró,
cuando el sol lo dibujó de sombra, el rebencazo lo cegó de un arañazo,
dejándole dentro esa mirada de odio que nunca pudo quitarse. Sorbió el primer
mate y lo escupió lejos.