El Ojo de Dios

2º Parcial de la materia Epistemología, dictada por el Dr. Félix Schuster, en el segundor cuatrimestre del 2003

La noticia conmovió al mundo. Una oleada de científicos provenientes de las más renombradas universidades de todas las épocas se dió cita en el lugar.

Las fuerzas de seguridad acordonaron un perímetro de un kilómetro de circunferencia impidiendo que los miles de curiosos, vendedores y oportunistas, ingresaran. Los periodistas con sus cámaras y pertrechos formaron un abigarrado campamento que daba toda la sensación de convertirse rápidamente en una nueva metrópoli internacional.

Pese a todos los esfuerzos, sin embargo, no se pudo desalojar a los boliqueros. Esta pequeña tribu de indígenas, prácticamente ignota, había sobrevivido a la modernidad en base a la producción de semillas de guanabicoca, una exótica planta de la región, y hasta que un documentalista aficionado descubriera su secreto a duras penas podía rastrearse su existencia en los artículos de la National Geographic.

Ese joven aventurero de la antropología visual había registrado una ceremonia impactante. Gracias a las relaciones amorosas que estableció con una de las hijas del médico de la tribu, fue parte del ritual del solsticio anual.

En medio de una letanía de cantos polifónicos, entonados por todos los boliqueros, se comenzó a trabajar sobre un gran montículo de aproximadamente veinte metros de altura, removiendo la tierra. Al finalizar, quedó al descubierto el Ojo del Dios Sol. Era una impresionante esfera metálica, de dureza extraordinaria, de color gris acerado pero con latencias de diferentes tonalidades, verdes, azules, amarillas...

Albalux, la hija de Loxon, tomó de la mano al Negro y apretó su cuerpo contra el de él.

- Tengo miedo Negro. Toda esta gente me asusta.

- No te preocupés. Sólo quieren saber qué es el Ojo de Dios.- La consoló con ternura. -Cuando averigüen la verdad, se irán. Concluyó.

Malonisky fue el primero en acercarse al grupo de boliqueros que rodeaban la esfera, decididos a mantener su posición.

- Boinas... Yo he venido a indagar por este objeto suyo que ustedes tener aquí.- Dijo en un mal dialecto aprendido en la Real Academia.

- Indague, Mister, indague, pero nosotros de aquí no nos movemos.- Le respondió Loxon, asumiendo en parte la representación de todos.

El veterano investigador se acercó al material de estudio muñido de una poderosa lupa y comenzó a observarlo. (Superficie absolutamente lisa, sin ninguna fisura ni porosidad) Lo palpó con mano suave y le dio unos cuantos golpecitos con los nudillos en varios lugares. (Sólido, denso, consistencia homogénea, sin duda un metal puro sin aleaciones) Lo olfateó como un sabueso perdiguero y sin pudor le pegó un buen lenguetazo. (Inoloro e insípido) Por último lo auscultó con un estetoscopio que traía en uno de los muchos bolsillos de su charretera. (Nada).

- Bien, bien, bien.- Dijo. – Podemos hacer prueba confirmatoria para estar seguros que el material es metal.- Concluyó.

Después de acomodar una serie de instrumental y comprobar meticulosamente su buen funcionamiento, se encendieron veintiocho branmetales nº 5 alrededor de la bola. Pasada más de una hora, cuando se pudo verificar que la temperatura del objeto se había elevado unos 1.500 º centígrados, Malonisky lucía el desencanto en su rostro.

- No hay dilatación, no hay dilatación.- Murmuraba como una obstetra novicia. -

Peorper, que contemplaba todo con aires de suficiencia, quebró el silencio:

- Hemos refutado.- Dijo. – Salvo que queramos cambiar la teoría..., tendremos que ponernos de acuerdo.- Sugirió maliciosamente.

Malonisky lo miró desconfiado y le retrucó:

- Señor mío, yo me atengo a lo que puedo comprobar empíricamente.

Aquí Peorper, poniéndose melancólico, pidió permiso para contar una anécdota.

- Recuerdo, comenzó diciendo, que hace cosa de cuarenta años atrás yo estaba de paso por Buenos Aires y como ya en ese entonces me preocupaban los problemas epistemológicos, fui a consultar a un astrólogo de gran fama que vivía por Flores, creo que en la calle Marechal. Una vez que le expresé mis dudas, él me entregó un papelito con una breve frase. El problema era que estaba en latín y yo debo confesar que no alcanzaba a comprenderla. Por eso me fui a la Facultad de Filosofía y Letras, por ese entonces en la calle Cangallo, y le pregunté a un jovencito muy simpático, si podía traducirme el texto. El joven apenas si miró el papel y me dijo: “Aquí dice que todo pasa por la experiencia, salvo la experiencia misma”. Aún recuerdo el gesto de picardía que se dibujó en su rostro.

- Cuento esto, para que Usted vea como todos son problemas teóricos que intentamos resolver en base a conjeturas y refutaciones. La objetividad está dada por el método. Y en la medida que podamos confirmar y formular nuevos problemas nos iremos acercando a la verdad, aunque ésta sea inaccesible en última instancia. Disculpen si abusé de su atención.- Terminó diciendo.

- Para nada.- Terció Hempet, que se había acercado sin ser notado por los demás.

- Mientras la teoría sea útil podemos usarla perfectamente. Por lo tanto debemos discutir para qué nos puede servir este descubrimiento.- Propuso mientras se frotaba las manos.

Por los gritos de los guardias y el alboroto de los periodistas parecía claro que se acercaba otro grupo de visitantes. Algunos boliqueros intentaron impedirles el paso pero fueron dispersados por una brigada con perros y bastones de goma. El incidente no pasó a mayores y volvió la calma.

La noche se hizo presente y el Ojo del Dios Sol refulgía como una pequeña luna.

El primero en acercarse a Loxon fue Althobe, dispuesto a provocar un acontecimiento de comunicación.

- Buenas, le dijo, disculpe pero soy extranjero y no comprendo bien cómo es esta ceremonia que ustedes producen, ¿me cuenta?.

- Mire, la cosa viene de lejos. Por lo que me contaba mi abuelo, que le había contado el de él y éste a su vez del suyo, y aquel otro de uno anterior, y así, así, hasta que uno pueda acordarse y mucho antes también. No se puede explicar si no se sabe. Si usted viene de lejos y de ahora nomás, no va a poder entender ese tiempo.

- Claro, claro, lo que pasa es que yo me tomo ese tiempo como una perspectiva “fundadora”. Mirando de lejos se aprecia mejor. ¿No le parece?.

- Desde adentro se ve distinto. ¿Quiere darse una vuelta?. Loxon lo animó a sacarse las botas, el sobretodo y los anteojos.

Entonando una melodía univocal comenzaron a dar vueltas alrededor del Ojo. Althobe lo seguía como podía, tratando de imitar las contorsiones que Loxon le iba indicando y mirando permanentemente al interior del Ojo, que comenzó a iluminarse con una claridad que variaba del azul al verde en cada vuelta.

Albalux y el Negro observaban a los actores lejos de la escena. Un helicóptero sobrevolaba la zona cuadriculándola con sus potentes reflectores. En las carpas de los periodistas había fiesta con abundantes libaciones a juzgar por las carcajadas que se inmiscuían entre la música disco.

- Qué está haciendo tu viejo con ese tipo.- Preguntó el Negro.

- Dejalo, se está divirtiendo, es sólo un juego.- Le contestó con un mohín entre displicente y aburrido.

- Ustedes saben qué pasa con el verstehen cuando se acaba el einfülen?. Les preguntó Hertz con aire ensimismado. La pareja lo miró asombrada sin comprender. El hombrecito se alejó sin esperar respuesta mascullando sus pensamientos. “El conocimiento se construye en la relación intersubjetiva y no puede ser falsado ni contrastado. Toda realidad es textual y plausible de una interpretación. La objetividad no es un problema.” Se detuvo y los miró por sobre el hombro. Luego continuó alejándose.

Mientras, en un rincón iluminado por una fogata de gruesos leños, otra criatura intentaba develar el misterio. Batesonson, entusiasmado con las semillas de guanabicoca, estaba en un estado lamentable. Pero sus procesos mentales producían una catarata de información y comparaciones. “El Ojo cambia de colores según la persona o las personas que se le acercan. Esto es una interacción – se dijo- entre dos partes diferentes. Cuando tienen sepultada la piedra, seguramente permanece quieta, al descubrirla toma la energía del Sol y de los cuerpos que la rodean. Claro, y los boliqueros forman una cadena circular alrededor de ella cuando realizan sus bailes. Loxon hablaba de los sucesos predecesores para entender el significado. Pero: ¿dónde está la lógica inmanente? ¿Por qué el Ojo puede reconocer las diferencias entre cada sujeto? ¿Cómo sabe que éste es azul, aquél otro, verde? Yo mismo me acerqué y se puso violeta. Es una mente. Es más de lo que yo puedo llegar a organizar cómodamente. ¿No tendrán razones sustantivas estos salvajes para afirmar que es parte de Dios?”. Engulló un par más de semillas y dejándose caer sobre sus espaldas vociferó exaltado: - ¡La piedra piensa!, los hombres piensan, ¡Los hombres somos piedras!!.

- A todo esto, tras las vallas, se había armado una abigarrada concentración. Confluían columnas embanderadas con predominio del rojo y negro. Redoblantes y tambores ponían ritmos africanos a las consignas. Los más combativos cubrían sus rostros con pasamontañas o pañuelos con la imagen del Che. Ululaban sirenas y los carros hidrantes tomaban posiciones. Un grupo de evangelistas repetía incansables salves a Jesucristo. En ese instante irrumpió por el medio de la multitud la hinchada de Boca Juniors, con 200 bombos, pintados de azul y oro, conducidos por un petiso de barba que alentaba sin cesar: “Boliqueros y bosteros, un solo corazón!”

- Y vos, Negro, ¿qué pensás de todo esto?. Le preguntó Albalux.

- Yo creo que el problema gnoseológico, el conocer, es previo y a la vez fundante de la problemática epistemológica, el método del conocimiento científico. Digo esto porque el conocimiento científico no es más que una especialización del conocimiento humano en general y de acuerdo a como se entienda éste será el modelo que se construya o postule.

Intercambiaron una mirada y tomados del brazo comenzaron a dar una vuelta mientras se encendían nuevos fuegos y gruesas columnas de chispas y humo ascendían caracoleando.

- El contrapunto entre materialismo u objetivismo e idealismo o subjetivismo ha permanecido latente y vigente a lo largo de la historia de las ideas y los hechos humanos. Yo no te quiero contar ese itinerario, sino más bien buscar algún atajo que nos acerque a una puerta de salida, aún en la alternativa que el espacio que se abra tras ella continúe siendo de incertidumbre. Para mí el hombre y sus ideas son a la vez parte del mundo material y comparten las mismas propiedades del ser. Si el hombre escinde la materialidad de su pensamiento, del mismo modo que intenta desprenderse de su pertenencia a la naturaleza, vía la trascendencia, encuentra en los objetos del mundo un “otro” diferente y distante que debe intentar comprender y organizar. He aquí, desde mi punto de vista una primera ruptura: el “extrañamiento” del mundo. Esto, por ahí, pudiera resolverse fácilmente si pudiéramos contar con una perspectiva temporal más amplia. Suponete que vivís dos o tres mil millones de años y que para vos ese tiempo es igual a una vida normal. Todo parecería moverse a una velocidad increíble. Así verías claramente la constante transformación de la materia y de sus propiedades. La aparición y desaparición de elementos, sistemas, planetas y especies. Verías que las relaciones que se establecen entre ellos y que llamamos leyes tratando de explicarlas, son igualmente variables y transitorias. Desde esta perspectiva podemos vernos como un instante fugaz en el devenir y convencernos que nada en particular nos diferencia del resto de las otras cosas que en el universo existen. Hoy parece haberse olvidado lo que alguna vez se supo. El cambio es permanente, la interdependencia universal, el hombre: naturaleza.

- ¿Te aburro, Albalux?

- No Negro. Seguí, por favor.

- Y tras esta ruptura aparece otra que complejiza aún más las cosas al hombre: el “extrañamiento” de sí mismo. El pensar a su propio pensamiento como ajeno a sí mismo. Me arriesgaría a decir que como los sentidos son canales de comunicabilidad, así el lenguaje, lo psicológico (consiente e inconsciente), lo afectivo, en definitiva, el pensamiento no es más que otro sentido. De tal modo que el pensar, que incluye al sentir, no es una actividad independiente del ser. Sus estructuras, valores, creencias, saberes y afectos, se conforman en la relación con el mundo y los demás. Se historizan en y con la sociedad. Se ideologiza y autovalora, pero jamás se escinde. El pensar, el conocer, enfrenta los mismos límites que el más común de los organismos: la temporalidad, lo existencial, la vida misma. Pensar es también comunicar, esto no es textualidad, es intercambio. Como forma de energía, como estímulo, como mensaje. Un intercambio que siempre se da mediado por y en relación a otro sujeto. Son estas relaciones, no el pensamiento mismo, las que se han buscado demarcar dentro de una lógica rigurosa. Pero como viste antes, los objetos cambian del mismo modo que cambian los sujetos. Entonces ¿La lógica no debería ser relacional y dinámica? ¿No debería estar en permanente movimiento, adecuándose constantemente a cada uno de los términos variables?.  Disculpame, dulce, si me apasiono con estas cosas. Sucede que creo que muchas respuestas a los problemas de todos los días, están en poder formular mejores preguntas. Tal vez así podríamos sacar mejor provecho de una filosofía basada en lo real. Si nos fuera posible despegarnos de la carga conceptual de nuestra historia y comenzar a pensarnos nuevamente, intentando otro camino, creo que el futuro del hombre pudiera ser menos breve y más feliz.

El negro se detuvo, su rostro estaba pálido, las manos húmedas. El rostro de Albalux se tornasolaba con las claridades de los fuegos y la luna; daba la impresión de estar bajo un parral de uvas Chardonnay ,en una terraza mediterránea, radiante de sol.

- Mi vida, lo que decís es hermosos, pero me pone triste.- Dijo Albalux. –Nosotros cuando aramos nuestra tierra dialogamos con las raíces y ellas nos dicen que los ojos deben ser enamorados, que los ojos sin amor no ven ni miran. Que la palabra debe ser poesía, que si no, es muda o miente. Que la unidad es lo diverso, que si lo uno domina, lo otro sufre. ¡Cómo quisiera, alma mía, estar a tu lado el día que así sea!

El abrazo se coronó en beso y el tiempo pareció detenerse. La piedra comenzó a latir.

Habían llegado junto a un grupo que escuchaba atentamente a un disertante. Fullcault, que permanecía sentado con las piernas cruzadas en una poltrona de cuero, vació la ceniza de su pipa y continuó con voz pausada su alocución: “El objeto es un símbolo constituyente del poder cohesionador, societal y subjetivo. No es una relación con el exterior que puede interpretarse, sino que su rol está intraperspectivizado. Los boliqueros se miran hacia dentro, mirando ese ojo que los mira y de él se ocultan para no verse y no ser vistos. Así podemos comprender el ritual anual, devenido en secreto iniciático y al mismo tiempo identitario. Lo que también nos habla de la prácticamente indiferenciación de status entre ellos, ya que todos son vistos por una única mirada y por lo tanto iguales ante la univocidad valorativa. Este ojo de poder, autoconstruído colectivamente, más que reprimir y normar, normaliza y homogeiniza. En un sentido libera ya que la igualdad deviene en igualitarismo y en otro instala la justicia ya que anula la contradicción, el conflicto, la competencia.

- ¿Qué dice? Preguntó uno.

- Que todos somos iguales al Ojo de Dios.- Contestó Freirey. –Lo que sucede es que podría haber sido así,¡hay!, hasta hoy. Cuando todo este universo a caído en manos del pensamiento único y sus ciencias validadoras.

Se acarició la larga blanca y suspiró.... El niño que estaba junto a él lo guió hasta una silla ayudándolo a sentarse.

- Gracias, Ivo, querido. Le dijo.

Ivo vio la uva y ahora ve con el ojo que todo lo sabe. La doliente lucidez lo ciega por un instante y atisba entre destellos las manos reverentes que se hunden con unción en la tierra blanda, los cantos que unen e identifican a uno con todos, el concierto de intereses desatados, la codicia del oro y la verdad, los negocios periodísticos, los cabildeos en las agencias de inteligencia, diseñando estrategias y delimitando territorios que conquistar, utilizando al Ojo como nuevo recurso.

Ivo ve el vuelo del helicóptero y ve la zarpa que se prepara para el robo, las redes que bajan a la captura, las armas dispuestas a cegar la vida de posibles resistentes. Ve la infamia, ve el dolor. Ve los ojos en llamas de Loxon y los ojos en llanto de Albalux. Ve los puños cerrados del Negro y su alegato. Ve el mundo engañado y ve por último un mañana renacido del horror, en libertad.

Ivo se abraza a las piernas de Feirey y el viejo le acaricia la cabeza. Con voz dulce y suave le dice:

- Perdoname, garoto, por hacerte ver todas esas cosas. Pero es por tu propio bien. Sólo así podrás reconocerte y comprender la realidad para intentar cambiarla. Ivo asintió con la cabeza.

Albalux y el Negro se unieron en la mirada, un compromiso inquebrantable se selló sin palabras.

Fue entonces que se alzaron grandes voces y la tensión electrizó el aire como un chicotazo feroz. Loxon pasó corriendo a su lado gritando:

-¡Vamos pronto! A defender el Ojo de Dios. Vienen por él. ¡Por nuestra dignidad: ¡Vamos! ¡Vamos!

***

En la galaxia de Orión, a unos mil quinientos años luz de nuestro planeta, es decir, a la vuelta de la esquina si comparamos el universo con el municipio de Florencio Varela, viven unos seres casi inmateriales. Se mueven por el espacio interestelar. Se alimentan de polvo cósmico y de la síntesis orgánica de los fotones.

Los chiquilines de allá son iguales a los nuestros, traviesos y juguetones. Arman fenomenales partidos de bolitas. Las bolitas de allá son las gotas de rocío. La cuestión es meterlas en un agujero negro, el que termina último, pierde. Nadie sabe adónde van a parar las bolitas cuando desaparecen.

***

Jorge Winter

11-07-2003