ARA SAN JUAN
La hipótesis que no se analiza
Por Jorge Winter
Para tener una línea de investigación coherente con la
situación que llevó al hundimiento del submarino Ara San Juan se requiere
conocer el contexto en que el mismo se llevó a cabo.
En los meses de octubre y noviembre de 2017 estaban previsto
realizar ejercicios militares conjuntos de
la armada argentina en el atlántico sur con la participación de la armada norteamericana bajo la denominación “Cormorán”.
Pese al entusiasmo del ejecutivo, gracias
a la férrea oposición popular y en la
cámara de Diputados se logró que finalmente no se autorizara su realización y nuestro
país no participó.
Por esas mismas fechas en Chile se realizaron en el Golfo de
Arauco los ejercicios Chilemar VII entre
la marina de ese país y la de los EEUU consistentes en operaciones submarinas.
Esos ejercicios eran similares, aunque de menor envergadura,
a los que se realizaron en 1994 en la zona del Atlántico Norte en el que sí
formo parte la armada argentina y el submarino ARA San Juan.
En esa oportunidad
nuestro desempeño fue superlativo, recibiendo una mención especial la actuación
de nuestra arma al penetrar y poner bajo la mira de sus armas al estado mayor
del ejercicio oponente sin ser detectado por las defensas más sofisticadas.
Pero volviendo a la práctica “Cormorán” resulta posible
suponer que nuestra armada confiada en el desempeño anterior decidió intervenir
sin informar de esa resolución. Es incluso probable que el estado mayor, cuyo
comandante en jefe es el presidente de la nación y por tanto el máximo
responsable de las decisiones diera el visto bueno de modo de no crear mayor
malestar entre las fuerzas y confiara en que la misión se limitaría al patrullaje
de observación e identificación sin
intervención directa en los ejercicios.
De este modo el submarino penetró en las aguas australes y
dio inicio a su misión secreta, el día 7 de noviembre recibe un parte con la
localización de barcos pesqueros y del buque militar inglés HMS Clyde y el 8 de noviembre desde las cercanías
de Puerto Argentino es informado de las posiciones de las naves inglesas, de
ese modo identificó y tuvo bajo su mira al Clyde y al buque de
aprovisionamiento HMS Protector.
Este acercamiento dio por concluida su misión y representaba
un extraordinario éxito de modo que ponía a la capacidad militar de la armada
en un peldaño superior frente al conjunto de las demás fuerzas.
Iniciado el retorno del submarino a su base en Mar del Plata,
es identificado por la nave de la armada chilena C -295 que participa de un
posterior ejercicio esta vez con la fuerzas navales inglesas, equipada con
tecnología norteamericana, el denominado AQS -24B Minehunting System, y da el
alerta de su posición. Esto sucede en el preciso momento en que los ejercicios
estaban en la fase de guerra submarina.
Para esta acción el submarino nuclear inglés Vanguard
debía soltar un objetivo electrónico que fuera el blanco previsto para la práctica.
El aviso con la ubicación de nuestro submarino llegó antes
de que el blanco fuera desplegado.
Basado entonces en esa información del buque HMS CLYDE
despegó el helicóptero Merlín EH101 ASW que disparó uno de los misiles Mk11 antisubmarino
de fabricación estadounidense que acabó impactando y destruyendo el ARA San Juan,
inmolando a sus 44 tripulantes.
Pruebas de impacto comparadas fueron realizadas por CTBTO
(Organización del Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares) confirmando
el uso del arma utilizada y el informe
provisto por el Comsec Lab de la UTN lo ratificó. Desde el primer momento el
sistema de rastreo de detonaciones dio el punto geográfico exacto del suceso.
Del mismo modo las comunicaciones satelitales previas permiten dar con el lugar
del hecho.
La euforia de los ingleses se transformó en desconcierto al
comprobar que habían hundido en realidad a la mejor arma de que disponía
nuestro país, lo que en definitiva también les significó una victoria
estratégica en el mantenimiento y resguardo de su base nuclear Mount
Pleasant Complex en Malvinas integrada a la OTAN. Vale destacar que en ese mismo mes se habían
realizado pruebas de misiles tierra aire Rapier desde la plataforma Iron Dome
de procedencia israelí desde esa fortaleza militar.
A posteriori la situación política militar de nuestro país
entra en un marasmo de desconcierto. Si bien el acto criminal que se podría
calificar de casus bellis estaba confirmado, no es menos cierto que la
presencia de nuestro submarino en ese lugar estaba fuera de la legalidad, de
modo que la responsabilidad le cabe exclusivamente a la máxima autoridad
argentina.
Llegados a este punto, el 23 de enero de 2018 cuando el presidente Putin
de Rusia intermedió con el mandatario argentino Macri en Moscú y una vez
descartada la posibilidad de rescatar los restos del submarino con la retirada del
buque ruso Yantar, se decide que toda la cuestión entre en un cono de sombras.
Pero los familiares no han cejado en su reclamo y a ocho meses de lo sucedido debieron
encadenarse a las rejas de la casa de gobierno argentino en Plaza de Mayo para
reclamar el esclarecimiento de lo sucedido, sin recibir de parte del ministro
de defensa Oscar Aguad más que desaires y excusas vanas que solo intentan
desanimar y desmoralizarlos.
Desde la armada argentina se difunden falsas hipótesis que
buscan desviar la atención con el argumento de fallas técnicas y mal mantenimiento
de la unidad, lo que ha sido desmentido por expertos en el tema. Al mismo
tiempo, en una vergonzante actitud se retacea el reconocimiento a los marinos y
en lugar de los homenajes merecidos y el resarcimiento que corresponde a sus
familias se los mantiene excluidos.
Las fuerzas políticas no han asumido el rol que la
ciudadanía les exige, en todo caso, de ser cierta como creemos esta hipótesis,
no quedaría otro camino que el juicio político al presidente Macri y la reestructuración de las fuerzas
armadas, tarea que por lo visto no son capaces, por el momento, de asumir.
Gloria y Honor a los tripulantes del ARA San Juan!
Acompañamiento a sus familiares!
Juicio y castigo a los responsables!